El delfín mular (Tursiops truncatus) es uno de los cetáceos más conocidos del mundo y, sin duda, una de las especies más queridas por quienes disfrutan del avistamiento de cetáceos en Tenerife. Su carácter sociable, su inteligencia y su curiosidad natural hacen que sea uno de los protagonistas indiscutibles de las excursiones en barco por la costa suroeste de la isla.
Pero ¿cómo reconocerlo entre tantas especies diferentes de delfines y ballenas? A continuación, te explicamos las características físicas, el comportamiento y los detalles más útiles para identificar un delfín mular en el mar.
1. Rasgos físicos distintivos
El delfín mular tiene un cuerpo robusto y fusiforme, adaptado a la velocidad y al movimiento fluido bajo el agua. Los adultos pueden alcanzar entre 2,5 y 3,5 metros de longitud, y llegar a pesar más de 400 kilos.
Su piel es de un tono gris azulado o gris oscuro, que se aclara progresivamente hacia el vientre, lo que crea un efecto degradado que ayuda a camuflarse en el mar. El rasgo más característico del delfín mular es su pico corto y curvado, que le da esa expresión “sonriente” tan reconocible.
También destaca su aleta dorsal alta y curva, situada en el centro del lomo. Cuando un grupo de delfines emerge a la superficie, esta aleta suele ser la primera pista visible para los observadores desde la embarcación.
2. Comportamiento en grupo
El delfín mular es una especie altamente social. Vive en grupos familiares estables conocidos como pods, que pueden estar formados por entre 10 y 30 individuos, aunque a veces se agrupan en comunidades más grandes.
Durante el avistamiento, es común verlos cooperando entre sí para cazar, comunicándose mediante sonidos y silbidos, o simplemente jugando entre las olas. Su comportamiento curioso hace que a menudo se acerquen a las embarcaciones, nadando junto a la proa o realizando saltos espectaculares.
Estos comportamientos lúdicos son, en realidad, parte de su interacción social y una muestra de su gran inteligencia y capacidad de comunicación. Son delfines muy expresivos, capaces de emitir una gran variedad de sonidos para coordinarse o mantener el contacto con su grupo.
3. Dónde verlos en Tenerife
El delfín mular es una especie residente en las aguas del suroeste de Tenerife, especialmente entre Costa Adeje, Los Cristianos y Los Gigantes. Esta zona ofrece condiciones ideales por su profundidad, temperatura estable y abundancia de alimento.
En la mayoría de las excursiones de avistamiento de cetáceos, los delfines mulares están presentes durante todo el año, lo que los convierte en una de las especies más observadas de Canarias. Verlos nadar libremente en su entorno natural es una experiencia inolvidable que fascina tanto a adultos como a niños.
4. Diferencias con otras especies
Una confusión común ocurre entre el delfín mular y el delfín moteado atlántico (Stenella frontalis). Mientras que el mular presenta una piel lisa y uniforme, el moteado, como su nombre indica, muestra manchas oscuras que aumentan con la edad.
Otra diferencia es el tamaño: el delfín moteado es más pequeño y delgado, con movimientos más rápidos y acrobáticos. En cambio, el delfín mular se mueve con más calma y suele permanecer más cerca de la superficie, facilitando su observación.
5. Un símbolo del turismo responsable
El delfín mular representa la conexión entre el ser humano y el océano. Observarlo en libertad es un recordatorio de la importancia del respeto y la conservación marina.
En Tenerife, las empresas autorizadas bajo la marca “Barco Azul” garantizan prácticas de avistamiento sostenible, evitando el estrés en los animales y respetando las distancias de seguridad. Participar en una excursión de este tipo no solo ofrece una experiencia inolvidable, sino que también contribuye a la protección del ecosistema marino.
Conclusión
Identificar un delfín mular en el mar es sencillo si sabes qué observar: su cuerpo robusto, su aleta dorsal curvada y su actitud curiosa son inconfundibles. En las aguas de Tenerife, estos cetáceos conviven en armonía con otras especies, brindando a los visitantes un espectáculo natural lleno de vida, energía y emoción.
Cada avistamiento es un recordatorio de que el océano no solo es su hogar, sino también un patrimonio que debemos cuidar y proteger.
